Este tema, el individualismo, lo iniciamos con unas palabras de PABLO d'ORS(1): "todo egocentrismo, también el mío, llevado a su extremo más radical, muestra su ridiculez e inviabilidad".
La personalidad del individuo social se desarrolla con dinámicas de acumulación, donde el factor cantidad es decisivo. Mucho de todo, ese es el asunto: mucha audiencia, muchos lectores, mucho dinero, y así podríamos seguir de manera interminable. Este aumento progresivo matemático en nuestras vidas está estrechamente ligado a la cualidades intelectivas, racionalidad sobre todo, y en detrimento de la cualidad "presentimiento".
Otro asunto es el de las expectativas. El autor nos habla, como ejemplo, del amor de pareja y dice: "nadie vive más engañado que un enamorado, y pocos sufren como él"; aquí entraría de lleno el sentimiento de: la espera de que el otro esté a la altura de lo soñado; es decir, que nos colme y satisfaga. Lo expectante en la persona se propaga a todos los ámbitos. Ello nos impulsa a menudo a la dicotomía: perseguir metas o huir de situaciones; en uno u otro caso actuamos como corredores, unas veces de fondo, otras de cortas o medias distancias, pero casi siempre en movimiento cerebral constante (ni en sueños descansamos). El deseo de conseguir nuestros fines es elevado, hacemos uso de cuantas artimañas dispongamos, lo cual nos "obliga" a menudo a actuar frente a quienes nos rodean con un método nocivo: la manipulación.
Solemos analizar las situaciones compulsivamente, y acabamos en terrenos mentales pantanosos, en tierras movedizas. En vez de avanzar con espontaneidad, inmediatez e instinto natural, aparcamos decisiones, no actuamos -cabe puntualizar, no obstante, que el análisis y la reflexión, en su punto justo (no es siempre el mismo en todos) son cualidades positivas, así no se corre el riesgo de tomar decisiones precipitadas-. Dilucidar sobre un tema una y otra vez, como en una espiral que gira sobre sí misma en una circulación interminable, es un rompecabezas. Salimos, damos cuatro pasos y volvemos a casa: una construcción que el sistema ha fabricado a nuestra medida, y la que al "aparato" interesa. En inglés -el idioma oficial de la globalización (un globo, una baliza y una acción; retiramos la baliza en una acción soberana y estallamos el globo; y nos quedamos con el idioma anglosajón para cuando viajemos)- house es casa, y home (hogar); esto es lo que tal vez habría que perseguir: el sitio, el punto, la esencia, el espacio intuitivo, la individualidad; lar donde mora un maestro interior.
Podemos viajar al fin del mundo y no es necesario, ni es vital, volver a "house", porque en "home" ya habitamos. Si el guía nos da el ok, adelante, esquinamos el miedo y ejercitamos movimiento, no aparente, sí genuino y real. El autor dice: "cuanto más llenamos la cabeza de palabras, mayor es la necesidad que tenemos de vaciarla, para volver a dejarla limpia"; dejamos la casa, la abandonamos, la vaciamos de humanidad (de la nuestra); una equivalencia: desaprendemos; dicho de otro modo, aprendemos a vivir, no ya en una construcción artificiosa, sino natural, como somos nosotros, pese a tantos proyectos de adulteración. P. d'ORS se refiere a lo aparente, en contraposición a lo real. Aquí hay mucha tela que cortar. Si observamos con detetenimiento el mundo que nos rodea, sin cuestionar nada; o sea, tomando toda la información que recabamos al pie de la letra, vivimos, pues (y sobrevivimos), una realidad sin ambages: hay lo que hay; es lo que es; es de día o es de noche; a las cosas se les llama por su nombre; etc.
Vayamos con algún ejemplo: si los políticos dicen en televisión que sufrimos una crisis económica mundial por éste o por aquél motivo, es verdad y punto, ¿un punto de inversión? ¿Por qué? Veamos y propongamos un ejercicio imaginativo. Tenemos ante nosotros una noticia que reza: "Un informe del Banco de España alerta al Gobierno de que al ritmo actual, la emigración de españoles puede tener un efecto significativo sobre el crecimiento potencial de la economía española, y le recomienda adoptar medidas en el mercado laboral para facilitar el regreso de los que se han marchado durante la crisis"(2). Un banco (entidad financiera) da ideas a un gobierno (entidad política y administrativa), es más, le recomienda. ¿Lo aconseja por el bien del propio gobierno?, ¿por el del banco?, ¿por el del Estado español?, ¿por el de los españoles?, ¿por todos esos motivos, o por algunos? ¿No sería mejor adoptar medidas para beneficiar a la población que hay aquí y ahora en paro o en situaciones precarias? Estas son preguntas que surgen de súbito tras una lectura rápida y sin entrar de lleno en análisis económicos y políticos, entre otros motivos porque no somos expertos, ni en lo uno ni en lo otro. Ahora bien, si leemos un artículo, una crónica, un informe, etc., y damos por hecho que lo que cuenta es válido, práctico, vigente, etc., y no indagamos, ni fuera (en lecturas, fuentes, etc.) ni dentro de nosotros mismos, quizá nos convertimos, en cierto sentido, en autómatas.
¿Por qué un punto de inversión? Eso sería si, como se ha escrito en el párrafo anterior, la realidad imperante pidiese a gritos que el Gobierno tomase las medidas precisas y con carácter urgente para recomponer la situación crítica en que se encuentran millones de pobladores -es que, el concepto ciudadano, puede quedarse corto-, en contrapartida con los consejos banqueros de alerta a los políticos representantes del pueblo. En fin... De lo que se trataba, en todo caso, era de ejemplificar, no de meterse en camisa de once varas; aunque..., sin dejar de lado la cuestión crisis, cabe una pregunta: ¿y si los motivos de tal situación, nacional e internacional fuesen otros, velados al gran público? Lo cierto es que hay una vasta información en libros y en la Red acerca del asunto. Si los mass media, erre que erre, insisten en equis motivos causantes de la situación económica alarmante, la gente se lo cree a pies juntillas -una aclaración: escribimos tópicos, frases hechas, etc., de vez en cuando porque no seguimos ni perseguimos preceptos académicos rígidos; la realidad supera con creces los rigores oficiales, universitarios, ortodoxos...-; en cambio, cuando otros ven los orígenes de la crisis en distintas circunstancias, en otros órdenes, en otros planes..., el sistema hace uso de "herramientas" muy bien engrasadas y útiles: invierte una vez más el sentido de los asuntos (el punto de inversión), llama a las cosas por "su nombre", el que conviene (a sus intereses), y si es necesario, desprestigia.
Parecen coexistir dos versiones; una aparente y otra real -¿cuál de ellas es auténtica y cuál falsa?-. ¿Nos dejamos guiar por la impresión instantánea?, ¿analizamos ad infinitum las cosas? Ejemplo: escuchamos, o/y vemos el discurso que en la ONU, en 2013, dio José Mújica (Presidente de Uruguay). Dice, entre otros muchos asuntos, que el mundo está gobernado por unos pocos, más allá de los gobiernos de las naciones, y que han proyectado un nuevo orden mundial (como solemos hacer nosotros, lo escribimos en minúscula por el poco valor que damos a esos programas desde un punto de vista humano). También platica que los países occidentales bailan al son que tocan los poderosos (multinacionales dispares). Lo expresa un personaje de altura; aunque Uruguay sea, como él dice, un país humilde (dentro del conjunto de naciones, teniendo en cuenta que las hay poderosas y muy poderosas), es el máximo mandatario político.
Ahora bien, aquí surge la eterna discusión humana: ¿por ser un Jefe de Estado sus palabras son poco creíbles?; unos pensarán que así es, otros se dejarán llevar por la emotividad, si la hay o la encuentran, del discurso. Pensemos ahora que es posible una tercera posición, que deja a un lado las emociones puntuales, pero también los prejuicios. A esta tercera alternativa intelectiva se le podría sumar un cuarta, incluso una quinta. ¿Cómo? Nos explicamos. Una sería el estudio, el rigor, la racionalidad, la aportación de fuentes, de lecturas, de informes académicos, en un análisis interminable, hasta que el investigador decida: "hasta aquí llego, me planto, y ahora resuelvo, con todos los datos recogidos, posicionarme (o quién sabe, igual verse abocado a dilemas, dudas u opiniones indeterminadas).
La otra restante no podría ser más sencilla (o simple si se prefiere): escucho el audio, o veo el vídeo, o leo un artículo periodístico, y enseguida, ya, de pronto, surge en mí una idea, profunda, clara y concisa: este hombre ha sido sincero, o es un farsante, o me crea dudas; y me quedo con eso, no le doy más vueltas. Unas últimas palabras de d'Ors: "tanto el arte como la meditación nacen siempre de la entrega; nunca del esfuerzo". Agrega, una líneas más adelante: "los chinos tienen un concepto para eso: 'wu wei' (hacer no haciendo)". En eso estamos, en la sencillez mental, en la conclusión espontánea y repentina, en la síntesis o antítesis de la complicación.
(1) PABLO d'ORS. Bibliografía del Silencio. Siruela, 2014.
(2) elmundo.es (24/09/2024). Título: "El Banco de España alerta de que la emigración de españoles impactará en el crecimiento del país".
(2) elmundo.es (24/09/2024). Título: "El Banco de España alerta de que la emigración de españoles impactará en el crecimiento del país".
poessía
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