La soledad "es algo" que no tiene compañía; la busca, en soledad. Un bolígrafo BIC encapuchado de azul es una cosa solitaria, que busca acompañante: puede saberse porque sobre la mesa hay uno que apunta con su bolita fina hacia el ratón (que ansía la palma de una mano): ésta escudriña con el dedo índice la ruedecita que sitúa la "I" en la pantalla: algo, de color determinado, habitualmente blanca. Puede estar apagada o ardorosa; si lo último, se convierte en la señora Espera: a que la platiques tus secretos (en la intimidad o a voces). La página de un cuaderno de notas es una esperanza. Cuando escribes sobre ella, revelas dos tipos de secreto; uno, el que dictas a la hoja (necesitas comunicarte); el otro, el que vuelve a tu mente, porque lo lees (auto-comunicación). El boli, el mouse y el monitor son cosas solitarias. En cambio, la escritura es a la soledad lo que el todo a la nada.
Un libro es un objeto desolado, cuanto más impoluto, más desierto. Me gusta escribir todo tipo de notas y apuntes en el interior de un libro. Con un libro se flirtea: es pasivo, complemento de la actividad de las manos (los virtuales nunca podrán igualar el magnetismo de la obra en papel). Hay libros "niño", libros "adolescente"..., "adulto", "maduro" y "anciano" (también, libros "muerto"; por ejemplo, los quemados en la mítica Biblioteca de Alejandría; incluso libros "fantasma": los que nunca se han escrito). El libro se alimenta de bacterias, de manchas de aceite, de saliva y de tinta, de miradas (condensadas, o indiscretas), de lecturas en voz alta, de críticas y de alabanzas, de pétalos de rosa roja y de aspirar su interior. Los libros son, en cierta medida, como los individuos sociales, porque hay clases: indigentes, obreros, burgueses, nobles y reyes. También se parecen a nosotros, pero a la inversa: cuanto más se repite un ejemplar (copias de sí mismo, imitaciones), más elevado es su rango. A veces, un libro inédito y manuscrito, pasa desapercibido totalmente, y cuando la erosión del tiempo casi lo ha destruido, alguien lo descubre y lo inmortaliza. Hay libros que pasan de mano en mano y son deshojados, descuartizados (es otra manera de mostrarles afecto), pero no mueren del todo, por aquello del Principio de conservación: "la energía ni se crea ni se destruye", y una sola página puede contener enigmas milenarios.
La soledad en el ser humano es algo que tiene compañía (*) : la otra soledad.
(*) La compañía de la contradicción.
poessía
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