Un confabulanoico es un sujeto incómodo para el sistema establecido. No es que confabule, sino que dice que otros confabulan, generalmente algún tipo de poder asentado. La palabreja es una mezcolanza de algo, algún poderío, organización, secta política, etc., alguien o personas influyentes, personajes ocultos al gran público, etecé, con o "sin nombre y apellidos"..., y de paranoia, o manía persecutoria, porque ronda, de continuo, alguna maquinación; ejemplo: que las Torres Gemelas fueron demolidas por expertos ingenieros dinamiteros (o "termiteros"), no por unos aviones tripulados por yihadistas suicidas (o a pesar de...)(2), ya que el gobierno estadounidense de entonces, incluso otro de superior rango y en la sombra fueron, de hecho, los auténticos "responsables" del tremendo y criminal espectáculo (¿con qué fin?, ¿como excusa para bombardear Iraq a posteriori...?): mostrado con todo lujo de detalles al grueso de la población mundial, casi en vivo y en directo, para que nadie se perdiese una representación en la que unos actores personificaban el mal y otros el "victimismo" (simbolismos aparte: torres que caen, mundo que cambia, un antes y un después, nueva era, nuevo orden planetario...), aunque los auténticos mártires fueron los seres humanos asesinados en esa obra de teatro o agresión terrorista (un confabulanoico llamará a ese acto, "atentado de falsa bandera"), más los sufridores milenarios, los receptores del miedo, la población mayoritaria mundial. El conjuranoico no se apoyará en investigaciones propias y penetrantes (o sí), e indagará, no obstante, en internet, bibliotecas virtuales y reales..., así situará en su mente una imagen, de la realidad, diferente, y en algunos casos radicalmente contrapuesta. Los habrá lúcidos, autómatas, principiantes, expertos, rigurosos, laxos, etc., igual que otros: los neganoicos: el poblador medio que da por verdaderas las versiones académicas, ortodoxas y oficiales, pero que, además, no complacido con eso, tacha de, poco menos que loco, retrasado o enfermo, a su antagónico.
No estamos capacitados, desde un punto de vista técnico o especializado, para asegurar que las versiones paralelas a las gubernamentales, en el caso "Torres Gemelas" son las que se corresponden con la verdad, ni absoluta ni relativa. Dicho esto, nos agrada, porque nos parece equitativo, aportar diferentes, incluso opuestas, opiniones al respecto(3). De todos modos, quizá no sea descabellado pensar que, a los poderes de facto les interese que las masas contemplen como posibilidad fehaciente las interpretaciones heterodoxas de los hechos (terroríficas, en ese caso), porque así el miedo quedaría anclado en el fondo del inconsciente colectivo. ¿A la humanidad se la maneja como un todo orgánico, no individuo por individuo?. ¿Una persona con temor inconsciente se enfrentaría a su supuesto explotador?... Si la angustia, en un sujeto social es causa de actitudes conformistas y de servidumbre, en conjunto tal vez se traduce en movimiento estructurado complejísimo, en caos organizado, en orden caótico, en retroalimentación de la red social, en funcionamiento automatizado, y en latido aparentemente indivisible, pero formado por la fusión de alrededor de siete mil millones de almas que laten "al unísono": un gran reloj que marca las horas que elige un relojero invisible.
Volvemos al concepto "neganoico". Pongamos un ejemplo de confabulanoico: Andreas Faber-Kaiser(4); si ser eso es análogo a ser investigador de asuntos, tales como "el síndrome del aceite tóxico (de colza)", cuyo resultado (sorprendente) se tradujo en el libro "Pacto de Silencio"(5), bienvenidos sean estos "perturbados", no porque las conclusiones a las que llegan se correspondan con verdades absolutas, aunque en algunos casos (como el expuesto) tal vez sí, sino porque es sano (mentalmente hablando), recomendable y humano (lo contrario a posthumano), cuestionarse la realidad orquestada, ¿por qué?... La respuesta abre potencialmente puertas, si es que somos capaces de verlas, pues tal vez haya quienes solo observan superficies opacas (neganoicos).
No estamos capacitados, desde un punto de vista técnico o especializado, para asegurar que las versiones paralelas a las gubernamentales, en el caso "Torres Gemelas" son las que se corresponden con la verdad, ni absoluta ni relativa. Dicho esto, nos agrada, porque nos parece equitativo, aportar diferentes, incluso opuestas, opiniones al respecto(3). De todos modos, quizá no sea descabellado pensar que, a los poderes de facto les interese que las masas contemplen como posibilidad fehaciente las interpretaciones heterodoxas de los hechos (terroríficas, en ese caso), porque así el miedo quedaría anclado en el fondo del inconsciente colectivo. ¿A la humanidad se la maneja como un todo orgánico, no individuo por individuo?. ¿Una persona con temor inconsciente se enfrentaría a su supuesto explotador?... Si la angustia, en un sujeto social es causa de actitudes conformistas y de servidumbre, en conjunto tal vez se traduce en movimiento estructurado complejísimo, en caos organizado, en orden caótico, en retroalimentación de la red social, en funcionamiento automatizado, y en latido aparentemente indivisible, pero formado por la fusión de alrededor de siete mil millones de almas que laten "al unísono": un gran reloj que marca las horas que elige un relojero invisible.
Volvemos al concepto "neganoico". Pongamos un ejemplo de confabulanoico: Andreas Faber-Kaiser(4); si ser eso es análogo a ser investigador de asuntos, tales como "el síndrome del aceite tóxico (de colza)", cuyo resultado (sorprendente) se tradujo en el libro "Pacto de Silencio"(5), bienvenidos sean estos "perturbados", no porque las conclusiones a las que llegan se correspondan con verdades absolutas, aunque en algunos casos (como el expuesto) tal vez sí, sino porque es sano (mentalmente hablando), recomendable y humano (lo contrario a posthumano), cuestionarse la realidad orquestada, ¿por qué?... La respuesta abre potencialmente puertas, si es que somos capaces de verlas, pues tal vez haya quienes solo observan superficies opacas (neganoicos).
"Al mal sistema buen humor"
(1) En minúsculas por la poca importancia que tiene desde un punto de vista humano.
(2) Indaga y podrás enterarte de los innumerables informes redactados por arquitectos e ingenieros (ellos serían los expertos) de diferentes países, en contra de las versiones oficiales. Botón de muestra: Arquitectos e Ingenieros por la verdad sobre el 11S.
(3) Incluimos esta mínima información: por un lado, lo que se sitúa frente a lo oficial: Boletín, Armas contra las Guerras. Alfredo Embid. "El complot gubernamental del 11S se desmorona 7 años después (primera parte)"; por otro, lo que reafirma la idea expuesta habitualmente en los mass media: David Ray Griffin. "On Debunking 9/11 DebunkingExamining. Latest Criticismof the NIST World Trade Center Investigation".
(2) Indaga y podrás enterarte de los innumerables informes redactados por arquitectos e ingenieros (ellos serían los expertos) de diferentes países, en contra de las versiones oficiales. Botón de muestra: Arquitectos e Ingenieros por la verdad sobre el 11S.
(3) Incluimos esta mínima información: por un lado, lo que se sitúa frente a lo oficial: Boletín, Armas contra las Guerras. Alfredo Embid. "El complot gubernamental del 11S se desmorona 7 años después (primera parte)"; por otro, lo que reafirma la idea expuesta habitualmente en los mass media: David Ray Griffin. "On Debunking 9/11 DebunkingExamining. Latest Criticismof the NIST World Trade Center Investigation".
(4) Andreas Faber-Kaiser. Pacto de Silencio. Compañía General de las Letras, 1988:
SINOPSIS(6):
Pacto de Silencio, libro citado en los sumarios del Juicio del Síndrome Tóxico, denuncia y documenta que el aceite de colza no pudo ser el causante de la intoxicación colectiva del Síndrome Tóxico, y que muchos de los afectados podrían estar curados si no se hubiera ocultado la verdadera causa de la intoxicación.
La lectura de la sentencia hizo referencia al libro Pacto de Silencio, afirmando de él que había sido patrocinado por los abogados de la Defensa. Por esta falsa afirmación, Andreas Faber-Kaiser expresó su intención a los medios de comunicación de cursar la correspondiente denuncia contra el Tribunal.
Sirva este brevísimo guión para dar una idea fugaz de parte de cuanto en el libro se aborda con rigor documental y profusión de datos contrastados:
Los primeros casos se detectan a principios de mayo de 1981, afectando rápidamente a un creciente n° de individuos.El gobierno anuncia por TVE que la culpa de todo la tiene una partida de aceite de colza desnaturalizado, distribuido en venta ambulante.Otros investigadores siguen una pista distinta que tiene su punto de partida en una combinación insecticida, concretamente un combinado nematicida organotiofosforado que envenenó a las más de 60.000 víctimas (más de 700 de ellas murieron) al consumir éstas tomates de una determinada partida tratada con el aludido insecticida.Por lo menos desde finales de junio de 1981, el gobierno estaba suficientemente informado de que no era posible que el aceite fuera el causante de la epidemia. Meses más tarde, pero siempre dentro del mismo año 1981, el Ministerio de Sanidad queda ampliamente informado de la posibilidad de que determinado insecticida organotiofosforado podría haber desencadenado la nueva enfermedad.Ocho meses después de aparecer el primer caso de síndrome tóxico, un médico militar, el teniente coronel Luís Sánchez-Monje Montero, envía al gobierno, al INSALUD, para que lo leyera el Dr. Luís Valenciano, a la sazón Director General de la Salud Pública, un informe en el que afirmaba que el origen de la grave enfermedad radicaba en un veneno que bloqueaba la colinesterasa, y en que explicaba como había que curar a los enfermos. Más adelante definiría este veneno como un compuesto organofosforado. El doctor Sánchez-Monje ya había curado para entonces particularmente a unos cuantos afectados. Pero nadie reacciona en el INSALUD ni en la Dirección general de la Salud Pública.El Dr. Sánchez-Monje envía también un informe sobre sus evaluaciones y curaciones a la publicación especializada «Tribuna Médica», que lo reproduce en la página 8 de su número 937, correspondiente al 19 de marzo de 1982. Nadie, ni desde el INSALUD ni desde el Ministerio de Sanidad, se acercó a ver que más tenía que decir el único médico español que había logrado salvar vidas y aliviar a enfermos de la masiva intoxicación.Cuando el Ministerio de Sanidad todavía seguía dictando que el origen de la enfermedad había que buscarla en un micoplasma, de transmisión aérea, y de entrada en el organismo por vía respiratoria, el Dr. Antonio Muro y Fernández Cavada, director en funciones del Hospital del Rey en Madrid, ya afirmaba el 10 de mayo de 1981 —a los 10 días de detectada la enfermedad— que eso era imposible, y que la vía de transmisión era necesariamente —dadas la características de la sintomatología— la digestiva. El 13 de mayo de 1981, desesperado por que las altas instancias sanitarias del país hacían caso omiso de sus indicaciones acerca de como había que llevar la investigación, se lanzó a predecir nuevos focos de afectados: dado que había seguido la pista de la enfermedad y había logrado dar con la red de distribución del producto venenoso, notificó el 13 de mayo a los doctores Munuera y Cañada —subdirector general de Programas de Sanidad— dónde exactamente iba a aparecer nuevos casos de afectados al día siguiente, con especificación de poblaciones y de calles. Al día siguiente, 14 de mayo, aparecieron efectiva y puntualmente estos nuevos afectados, en las poblaciones y en las calles indicadas por el Dr. Muro. Al día siguiente, 15 de mayo, un telegrama del Ministerio de Sanidad ordenaba el cese fulminante del Dr. Antonio Muro y Fernández-Cavada de su puesto de director en funciones del Hospital del rey.Datos que indican que no pudo ser el aceite:Uno de los pilares en los que basan su acusación quienes argumentan que el origen del síndrome tóxico radica en el aceite de colza desnaturalizado, es el hecho —dicen ellos— de que la enfermedad comienza a decaer desde el momento en que deja de ser consumido el aceite sospechoso: el 10 de junio de 1981 se anuncia por primera vez por TVE la posible relación de unos aceites sospechosos con el origen de la enfermedad. El 17 de junio se da la orden de retirada de estos aceites sospechosos. Y el 30 de junio de 1981 comienza la operación efectiva de canje de los mismos por aceite puro de oliva. A partir de este día, según la tesis oficial, comienza a remitir la curva de incidencia de entrada de nuevos enfermos en los hospitales. Pero esta opinión oficial está falseada. Porque observando la curva real de dicha incidencia, la enfermedad —el ingreso de nuevos enfermos en centros hospitalarios— decae espontánea y verticalmente a partir del 30 de mayo, o sea un mes antes de que a la gente se le quitara el aceite presuntamente tóxico.Si fuera el aceite el causante ¿Como se explica la discriminación intrafamiliar? ¿Y la interfamiliar? Es sabido que el «garrafista» ha vendido a bloques enteros de vecinos, y solamente han enfermado por ejemplo los del 2° A, los del 7° F y los del 1° B, mientras que el resto permanecen sanos, a pesar de que las garrafas se habían llenado en el mismo momento, del mismo tanque, y fueron vendidas el mismo día.Resulta curioso que en Catalunya, a pesar de haberse comercializado aceite fraudulento, que fue declarado como aceite tóxico, por una cantidad que superaba los 350.000 kilos, y haberse vendido al público durante varios meses de 1981, no se tiene constancia de la existencia de ningún afectado original de la zona catalana. Lo más sorprendente del caso es que una de estas marcas, concretamente «El Olivo», fue también distribuida en Castilla, sobretodo en Madrid capital y poblaciones limítrofes. Este aceite oriundo de Catalunya, en donde no provocó ningún afectado, al ser consumido en Madrid provoca automáticamente afectación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario