Antes
que nada veamos lo que entendemos como zombi social. El zombi
original, el que aparece en las pelis, es alguien que una vez muerto
resucita, ya sea por los artilugios de un hechicero o por las
demandas del virus que lo defenestró. Los dos tienen una
característica en común: carecen de voluntad propia, en el primer
caso funcionan bajo la voluntad del hechicero que los resucitó y en
el segundo sirven a la voluntad del virus que los invadió y provocó
su muerte y posterior resurrección.
El
zombi social es aquel individuo que come, excreta, duerme y se
desenvuelve en lo cotidiano pero sin ningún tipo de voluntad propia,
y es movido por las necesidades de su organismo fisiológico en lo
que respecta a lo básico: comer, dormir, excretar ,etc, y por el
virus inoculado desde la información que recibe y absorbe sin
cuestionarse absolutamente nada, o sometido a la voluntad de los
hechiceros que aspiran a obtener poder matando la creatividad y la
capacidad de cada individuo desde la infancia para que una vez
adultos “resucitarlos” y así crear una legión de zombis que
sirvan a sus oscuros intereses.
Tres
características básicas son las que definen al zombi social: la
falta de memoria propia, la incapacidad de cuestionarse nada y
la reproducción de opiniones que son solo la vocalización de
grabaciones que el hechicero implantó en su cerebro.
1. La
falta de memoria propia o como se mata la memoria y se implanta una
ajena en el zombi.
La
memoria es la capacidad que tiene un aspirante a ser humano para
recordar situaciones pasadas, relacionarlas con las presentes y así
poder influir en las situaciones futuras. Es una herramienta
muy útil a nivel evolutivo pues permite que a partir de la
experiencia previa se puedan crear mejores condiciones de vida. La
memoria funciona en varios niveles, hay una memoria biológica que
permite al cuerpo realizar todas las funciones necesarias. Hay una
memoria en el cerebro donde queda recogido cualquier sonido, palabra
o idea que se haya escuchado alguna vez. Esta última memoria maneja
cantidades ingentes de datos y ello es posible porque los tiene
almacenados en diferentes niveles, de no ser así la memoria
colapsaría. El
nivel más activo o más exterior y actualizado es el que tiene que ver
con todo aquello en lo que esté inmerso el pensamiento. Pensamos
algo y el cerebro realiza conexiones interiores y extrae los datos
que están almacenados en otro nivel. Este proceso es rápido pues la
información secundaria no se busca de forma completa sino por medio
de asociaciones, es como si tuviéramos un mecanismo de auto
completar muy similar al de los buscadores de Internet.
Luego
tenemos la memoria emocional que incluye todo aquello que nos ha
causado placer o dolor. Si quieres implantar una memoria ajena en
alguien el primer paso consiste en atrofiar la memoria original para
que sea imposible acceder a sus datos, y eso es muy fácil si estás
presente en el crecimiento de ese individuo desde su temprana edad.
Lo primero que debes de hacer es procurar que los datos queden
almacenados de forma caótica de tal manera que dificulte el
acceso posterior.
Con
respecto a la memoria del cerebro, lo que se refiere a pensar, es muy
sencillo, atiborrarlo de información que no sea procesada ni
entendida por el pensamiento, que sea un bombardeo de palabras que
tengan el vinculo menos posible con algo que pueda ser sentido o
despierte cualquier emoción, pues así será mas fácil sepultar los
datos a niveles profundos y muy difícil el acceder a ellos a través
del auto completar ya que impidiendo las analogías impedimos que
puedan establecerse relaciones a otros niveles que posibiliten el
acceso a datos pasados guardados en la memoria. ¿Y como podemos
acceder al pequeño aspirante a zombi social para atiborrarlo de
información?. A través de la escolarización y cuanto mas
temprana mejor. Lo inundamos de información y además le exigimos
que nos la repita para evaluarlo, así conseguimos que se
olvide de todo. Ya tendremos tiempo de implantarle nuestra memoria
por medios mas sofisticados.
En
lo que respecta a la memoria del cuerpo es mas difícil que podamos
manipularla, el cuerpo es mas viejo y sabio que nosotros, cualquier
intento de manipulación fracasaría irremediablemente. Pero podemos
actuar de forma indirecta, ya que no podemos manipular el cuerpo del
pequeño aspirante a zombi si podemos alejarlo de su propia
percepción corporal. que aprenda a no escuchar a su cuerpo, que lo
relacionado con su cuerpo tiene muchas partes intrínsecamente malas.
Lo bombardeamos con la apariencia externa, con el culto a la
superficie del cuerpo, cuanto mas desconectado quede de lo sustancial
mejor. Que se mire al espejo y que se quiera o se desprecie, da
igual, lo mas importante ya lo hemos conseguido, que lo único que le
importe de su cuerpo sea la apariencia. Según vaya creciendo es muy
sencillo profundizar en esa separación entre interior y exterior,
tenemos medios de sobra para conseguirlo y herramientas muy
poderosas, es el momento de los mitos sexuales, de recalcarle más lo
externo, de enajenarlo totalmente de sí mismo. Tenemos medios
audiovisuales de sobra, televisión, revistas, folletos, literatura
basura, no se nos va a escapar por ningún lado. Si manipulamos a
nuestra conveniencia su poderoso impulso sexual en su fase de
mayor emergencia podemos hacer arte, ya casi tenemos preparado el
futuro zombi. Ahora solo hace falta rematar lo poco que quede de
humanidad en él para que luego podamos resucitarlo ya convertido en
un zombi de pleno derecho.
Es
el momento óptimo para manipular sus emociones, ya en su crecimiento
lo hemos ido identificando emocionalmente con las ideas de patria,
banderas, cultura, equipo de fútbol, etc. Es tan sencillo,
podemos hacerlo a través del deporte, de campamentos, de mil formas,
aprovechando su adolescencia y su necesidad de identificarse,
de verse reflejado en esa etapa tan confusa. Luego llega el
momento cumbre, con su emergencia sexual viene la necesidad de ser
aceptado, de ser incluido en círculos nuevos. El modelo social que
hemos implantado hace casi todo el trabajo. Los zombis que ya hemos
creado nos van a facilitar la afiliación social de los nuevos
aspirantes. Ahora podemos crearle falsas necesidades, de eso se
encargan los grupos de zombis sociales que ya forman parte de nuestro
ejército. Ya solo falta rematarlo y tenemos la última arma, la
definitiva, el mercado laboral. Qué buenos tiempos corren. No
necesitamos seducirlos para esclavizarlos, ya hemos creado las
condiciones para que anhelen la esclavitud. Que tiemblen aquellos que
hemos estado intentando seducir y que ya estaban en el mercado
laboral desde antes. Por cada uno de ellos con sus ridículas
reivindicaciones tenemos mil aspirantes desesperados a aceptar
cualquier condición que les impongamos. Y a los que nos puedan
resultar aun imprescindibles los tenemos atados y bien atados con la
hipoteca, los gastos escolares y un sinfín mas de extraordinarios
inventos de nuestros abnegados economistas a sueldo. Los
irreductibles, los que aun mantienen alguna libertad, esos
directamente a la calle que la indemnización es de risa.
-Maestro, ¿y esas voces discordantes que se oyen, que están emergiendo en la
sociedad , no hay peligro de que se conviertan en un clamor popular?
¿Que su conciencia pueda influir para arrebatarnos zombis y
devolverlos a la vida humana?
-No
te preocupes joven aprendiz, mira te voy a relatar un breve cuento
que va a borrar todas tus preocupaciones:
Cierto
día un joven demonio que estaba de servicio en el mundo de los
hombres llegó muy nervioso al infierno buscando al Diablo para darle
unas noticias inquietantes que había recogido del mundo exterior.
-Jefe, jefe, tienes que hacer algo , están pasando cosas peligrosas
para nosotros, arriba en la superficie.
El
Diablo tratando de tranquilizarlo le dijo- Serénate joven siervo y
dime que te inquieta tanto –
–Es
que arriba hay un tal Jesús que enseña cosas muy peligrosas, que
puede dejarnos sin clientes en el Infierno -Es muy bueno y no hay
forma de sobornarlo o corromperlo -Es el fin de nuestro negocio -le
respondió el pequeño demonio nervioso.
El
Diablo esbozó una sonrisa y echándole de forma paternal la mano por
encima del hombro a su joven siervo le dijo con total tranquilidad -¿Y eso es todo el problema que tan nervioso te pone?, -vamos
cálmate, que te creo, pero que ese tal Jesús no representa
ningún problema- y prosiguió: -Si es tan brillante, bueno e
incorruptible, no te preocupes, ya me encargaré yo personalmente de
enviarle discípulos.
(con
el preceptivo permiso del autor)
No hay comentarios:
Publicar un comentario