Una mesa de cristal, cuyas hebras de azafrán dibujan pájaros de ocaso, flota sobre el alma de la carne de un roble, y emite estrellas que tiritan concupiscentes y humanas.
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Sobre la mesa, una mano cercenada pide y espera. Su figura es un reflejo lunar y ondulado; voluptuosos son sus dedos, de yemas solidarias, de infinitas espirales que se expanden en el tacto al porvenir.
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El silencio absoluto se quiebra en zigzag, la penumbra absoluta se quiebra en zigzag.
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La paciencia cúbica anhelante, con el tiempo cúbico converge, geométricamente.
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A un gato negro invisible le fulgen sus luceros invisibles, y la plástica ambiental, transmuta un color, misteriosamente.
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Un jilguero se posa sobre el filo de un hombre, para cantar palabras: mesa, cristal, ocaso, luna, yema, silencio, gato, roble y color.
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Ahora un niño juega en mis ojos, ahora un niño cierra una puerta, ahora un niño nace (o poema), ahora un niño muere en la guerra...
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essia)
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imagen: mirandoalaluna.blogspot.com
3 comentarios:
Belleza tus poemas Raúl.
Universal como el alma y lleno de símbolos mágicos, la empatía que expande llega a mí...en forma de luz, puro surrealismo, la belleza que irradia.
Un beso maestro.
Petra.
Gracias por entrar Ana. Belleza en tu persona y en tu poesía
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