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Un Camino invisible hacia las cumbres
de belleza sumida en grutas cálidas,
donde habitan Terpsícore y Erato,
para tentarte siempre con sus verbos.
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Una vía entre el vértigo estelar,
con nebulosas llenas de nereidas
y los signos de Clío y de Calíope.
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Naufragios avistados en la niebla
entre la luz rojiza del crepúsculo,
con Urania y Melpómene sonriendo.
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La iniciación al rayo creador
a través de Polimnia y de Euterpe.
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Y la novena musa jugando al escondite,
mientras tú escribes haikus en la arena.
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Ana Muela Sopeña
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imagen: lenguasmordidas.blogspot.com
2 comentarios:
Ana:
Un poema especial, que ya me lo pareció la primera vez que lo leí, pues me deja un poso de bienestar, como si ejerciera un influjo mágico.
Un abrazo, para cuando pases por este rincón
Gracias, Raúl. Me encanta que este poema te produzca bienestar. La verdad es que a veces intento hacer poesía meditativa. Algo que sea como un bálsamo y un refugio que sirva de descanso en este "mundanal ruido".
Un abrazo fuerte
Ana
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